Nueve de cada diez fumadores comienzan a fumar o a consumir tabaco antes de cumplir los 18 años. Los niños que comienzan a fumar a una corta edad tienen menos probabilidades de dejar el hábito cuando son adultos. Los fumadores tienden a morir a una edad más temprana que los no fumadores, y tienen más probabilidades de morir de una enfermedad relacionada con el consumo de tabaco, como el cáncer, o enfermedad del corazón o del pulmón. El consumo de tabaco sin humo causa enfermedad en las encías, cáncer de boca y enfermedad del corazón.
El humo ambiental del tabaco también es un problema. Causa miles de muertes por cáncer de pulmón en los no fumadores cada año, y miles de infecciones respiratorias inferiores en bebés y niños pequeños. Aumenta las probabilidades de que los niños tengan asma y empeora los síntomas en las personas que ya tienen asma. La exposición al humo ambiental del tabaco incluso afecta el rendimiento de los niños en la escuela.
Los niños pueden comenzar a fumar para amoldarse a los amigos que fuman. Es posible que quieran seguir la moda, parecer más grandes o rebeldes. Pueden pensar que los ayudará a bajar de peso. O pueden creer que los ayudará a relajarse y sentirse mejor.
La nicotina, el ingrediente activo del tabaco, es tan adictivo como la heroína y la cocaína. Excita el cerebro de la misma forma que la cocaína, la morfina y las anfetaminas. Una dosis de nicotina ingresa a los pocos segundos de encender el cigarrillo. Les estimula el cerebro, y sienten que están más alertas y que pueden concentrarse mejor.
Los fumadores rápidamente desarrollan dependencia del tabaco. Esto significa que ansían más nicotina y las sensaciones que produce. Cuando los fumadores intentan dejar el hábito, se sienten irritables, se deprimen, tienen hambre, y están cansados e inquietos. Les cuesta dormir y concentrarse.
Las señales de que su hijo fuma podrían incluir:
Si nota estas señales, no significa que su hijo fume regularmente, pero debería hablar con él. Si su hijo admite que fuma o consume tabaco sin humo, pregúntele qué lo atrae del tabaco. Señale que causa mal aliento, mal olor en la ropa y manchas en los dientes. Para la mayoría de los niños, los resultados a corto plazo tienen más significado que los riesgos a largo plazo, como el cáncer. Pídale a su hijo que piense en las cosas que podría comprar con el dinero que gasta en tabaco.
Al final, su hijo decidirá si sigue fumando o no. Sin embargo, los padres pueden aclarar que fumar tiene consecuencias y que no fumar tiene sus recompensas.
Existen menos probabilidades de que los niños empiecen a fumar si saben que sus padres lo desaprueban. Dígales a sus hijos que no quiere que fumen. Cuando son pequeños, dígales que el consumo de tabaco produce suciedad y mal olor. Cuando los niños se acercan a la adolescencia, trate de presentarles un amigo o familiar con una enfermedad relacionada con el consumo de tabaco que pueda mostrarles de primera mano los riesgos a largo plazo de fumar.
Si usted fuma, dígale a su hijo que desearía nunca haber comenzado a fumar y la razón. Cuéntele lo adictivo y caro que es, y lo difícil que es dejarlo. Luego, busque la ayuda que necesite para dejar de fumar. Nada de lo que usted diga sobre el tabaco es tan poderoso como el ejemplo le dé a su hijo.
Si su hijo fuma, ayúdelo a hacer un plan para dejar el hábito. A muchos fumadores les sirve fijar una fecha para dejar de fumar, y contárselo a los amigos y familiares. Algunos empiezan a fumar menos antes de la fecha de dejar, para que sea más fácil. Otros fuman la misma cantidad hasta la fecha establecida.
Es muy útil que su hijo cambie las rutinas diarias. Ayúdelo a comenzar nuevas actividades que no incluyan fumar. Podría unirse a un grupo de ejercicios o comenzar a practicar un deporte. Sería conveniente que realice actividades que mantengan las manos ocupadas, como cerámica, dibujo o modelismo. Aliéntelo a pasar tiempo con personas que no fuman. También es útil aprender formas de relajarse y controlar el estrés.
Los sustitutos de la nicotina como parches de nicotina, goma de mascar, aerosol nasal, inhaladores o pastillas pueden ayudar al fumador a cortar la adicción física a la nicotina. Chantix, Zyban y los sustitutos de la nicotina no están aprobados para los menores a 18 años.
La hipnosis y la acupuntura podrían ayudar a algunas personas a dejar de fumar.
Recuerde que la mayoría de los fumadores no pueden dejar de fumar la primera vez que lo intentan. Con frecuencia, intentan varias veces hasta que pueden dejar el hábito para siempre. No se desespere ni se enoje si falla un intento. Aliente a su hijo a que trate nuevamente.
Es posible que encuentre un programa para adolescentes en los hospitales locales o la Sociedad Americana del Cáncer (American Cancer Society). También puede llamar al Instituto Nacional del Cáncer (National Cancer Institute) al 800-422-6237. Pueden enviarle información, y hablar con usted y su hijo para hacer un plan realista para dejar de fumar.