Comerse las uñas es un hábito frecuente. En general, no es un problema grave para los niños. Es más frecuente en los adolescentes porque casi la mitad de ellos se comen las uñas en alguna medida.
La mayoría de los niños que se comen las uñas no tienen problemas. En algunos casos, comerse las uñas podría causar:
Los niños se comen las uñas, entre otras razones, por lo siguiente:
El tratamiento debe ocuparse de la razón de este hábito de su hijo. Si su hijo está muy estresado, intente reducir el estrés. Por ejemplo, trate de descubrir en qué situaciones estresantes su hijo se come las uñas (por ejemplo, aburrimiento, un programa televisivo de suspenso o frustración por la tarea de la escuela) e intente evitar esas situaciones.
Mantener las uñas cortas ayuda a algunos niños. También, pueden limarse las uñas para que no molesten a su hijo. Búsquele a su hijo algo que lo distraiga del hábito de comerse las uñas, y trate de ayudarlo a sentirse bien consigo mismo.
No es útil castigar ni avergonzar al niño por comerse las uñas. Al contrario, reconocer el buen comportamiento de su hijo lo ayudará a cambiar. Felicite a su hijo cuando no se coma más las uñas.
Si su hijo tiene más edad y quiere dejar de comerse las uñas, puede ayudarlo a hacer un plan para dejar este hábito. Puede ayudarle a pensar qué ponerse en las uñas para recordarle que debe dejar de comérselas. Por ejemplo, podría ser conveniente que usara guantes, o se pusiera curitas o una preparación con sabor amargo en los dedos. No le exija a su hijo que use estas estrategias. Debe ser su hijo quien decida hacer el esfuerzo de dejar el hábito.
La mayoría de los niños que se comen las uñas dejan el hábito con el tiempo. Es difícil decir cuándo los niños dejarán de comerse las uñas. Más del 75 % de los adolescentes que se comen las uñas dejan de hacerlo antes de cumplir 35 años.
Llame al médico para pedirle más consejos sobre conductas que se convierten en hábitos.