Los niños que se niegan a aprender a usar el baño se hacen pipí o popó encima, o se resisten a mover el intestino (y por lo tanto tienen estreñimiento). Muchos de estos niños también se niegan a sentarse en el inodoro o sólo lo hacen si uno de sus padres saca el tema y los llevan de la mano al baño. Se dice que cualquier niño que tenga más de 3 años de edad, de buena salud y que no haya aprendido a ir al baño aún después de varios meses de haber intentado, está resistiendo el entrenamiento. No se considera que le falta entrenamiento. Por ejemplo, su hijo puede ser capaz de demorar sus evacuaciones hasta que pueda dejar el inodoro y tenga oportunidad de esconderse. Las sesiones de práctica (como las usadas en el adiestramiento para aprender a ir al baño) ya no servirán de ayuda. Su hijo, en vez, necesita asumir la responsabilidad de aprender a ir al baño y recibir algunos incentivos para motivarlo.
La causa más común de resistencia a aprender a ir al baño es que se le ha insistido o sermoneado al niño demasiado. A algunos niños se los ha forzado a sentarse en el inodoro contra su voluntad, ocasionalmente por periodos prolongados de tiempo. A algunos se les ha dado palizas o castigado de otras maneras por no cooperar. Muchos padres cometen estos errores, sobre todo si tienen un hijo de carácter fuerte.
La mayoría de los niños menores de 5 ó 6 años de edad que se hacen popó encima (encopresis) o se hacen pipí de día, sin presentar otros síntomas, simplemente lo hacen para resistir la autoridad de sus padres. A estos niños se los puede ayudar con las siguientes sugerencias. Si su hijo se está resistiendo a mover el intestino y tiene estreñimiento, también necesitará darle medicamentos.
Su hijo decidirá usar el inodoro sólo después de darse cuenta que ya no hay nada que resistir. Tenga una última plática con su hijo sobre el tema. Dígale que su cuerpo produce pipí y popó todos los días, y que le pertenecen a él. Dígale que su popó quiere ir al inodoro y que su deber es ayudar que el popó salga. Dígale a su hijo que lamenta haberlo castigado, haberlo forzado a sentarse en la bacinica o haberle insistido demasiadas veces. Dígale que de ahora en adelante ya no va a necesitar más ayuda. Después deje de hablar del tema por completo (pláticas de bacinica). Finja que no le preocupa el tema. Cuando su hijo deje de escuchar conversaciones sobre ir al baño, decidirá eventualmente ir al baño para llamar la atención.
Deje que su hijo decida solo cuando tiene que ir al baño. No le avise que tiene que ir al baño ni le pregunte si tiene ganas de ir. Él ya sabe la sensación que le viene cuando tiene ganas de hacer pipí o popó, y dónde queda el baño. Los recordatorios son una forma de poner presión, y la presión causa resistencia en el niño. Deje de hacer sesiones de práctica y no lo haga sentarse en el inodoro contra su voluntad, porque su resistencia aumentará. No acompañe a su hijo al baño ni se pare junto a él mientras esté sentado en la bacinica, a menos que se lo pida. Tiene que tener la satisfacción de haber llegado al éxito sin ayuda de nadie.
Su tarea principal es encontrar el incentivo adecuado. Los incentivos especiales, como las golosinas predilectas o tiempo para ver un vídeo, pueden ser invalorables. Cuando su hijo use el inodoro para mover el intestino, al principio no importa que le dé demasiados incentivos (por ejemplo, varios bocados). Recuerde que los incentivos funcionan mejor si se trata de algo que su hijo no recibe todos los días. Si quiere tener éxito, hágale a su hijo una oferta que no pueda rechazar (como ir a un lugar especial). Además aliéntelo en forma positiva, por ejemplo elógielo y abrácelo cada vez que use el inodoro. En los días exitosos, puede por ejemplo tomar 20 minutos más para jugar un juego especial con su hijo o llevarlo a su plaza favorita.
Compre un almanaque para su hijo y cuélguelo en un lugar visible. Hágale poner una estrella en el almanaque cada vez que use el inodoro. Mantenga un registro del progreso realizado por su hijo hasta que haya pasado 1 mes entero sin incidentes.
Coloque la bacinica en el cuarto que su hijo usa normalmente para jugar. De esa manera podrá recordarse visualmente de que la bacinica es una opción que puede usar cuando tenga ganas de ir al baño. Para orinar, la presencia de la bacinica, junto con la promesa de una recompensa, en general bastarán para producir un cambio de conducta. No le diga que use la bacinica aunque se retuerza y contonee para contener la orina.
En lo posible use ropa interior en vez de pañales o calzoncitos desechables. Ayude a su hijo a elegir ropa interior estampada con sus personajes favoritos. Después recuérdele que "no debes hacer pipí o popó sobre tus personajes favoritos. En general esto precipita en el niño la decisión correcta. Aunque su hijo se moje la ropa interior, persista en su plan. Si su hijo se resiste a mover el intestino, permita que use pañales o calzoncitos desechables selectivamente sólo para mover el intestino. Es muy importante evitar que su hijo se niegue a mover el intestino.
Apenas note que si hijo se ha mojado o se hizo popó encima, dígale que se limpie. Su papel principal en este programa es hacer cumplir la siguiente regla: la gente no puede caminar con los pantalones sucios de popó. Si su hijo se hizo pipí, probablemente pueda cambiarse y ponerse ropa seca por sí mismo. Si su hijo se hizo popó, probablemente lo tenga que ayudar a limpiarse. Si su hijo se niega a que lo cambien, haga que pase tiempo en su cuarto hasta que esté listo para aceptarlo.
Responda con calma cuando su hijo tenga accidentes, y no deje que sus hermanos se burlen. La presión sólo servirá para demorar el adiestramiento y puede causar problemas emocionales secundarios. Su hijo necesita que usted sea su aliada.
Pídale a la maestra o cuidadora de su hijo que lo deje ir al baño cuando quiera. Deje en la escuela o la guardería una muda limpia de ropa interior.
Llame durante el horario de consultorio si: