La extirpación quirúrgica de las amígdalas y las adenoides (que se conoce en inglés como T&A) es una de las operaciones que se practican más comúnmente en los niños en los Estados Unidos. Sólo 2 ó 3% de los niños tienen problemas médicos que realmente justifican este procedimiento. No ponga presión para que lo operen a menos que haya beneficios probados.
Las amígdalas no son simplemente pedazos inútiles de tejido que bloquean nuestra observación de la garganta. Tienen un propósito. Producen anticuerpos que combaten las infecciones de la nariz y la garganta. Limitan la infección a la garganta, y no dejan que se extienda al cuello o a la corriente sanguínea. Otras funciones beneficiosas de las amígdalas y las adenoides están actualmente bajo estudio.
Estos procedimientos no están exentos de riesgo. En condiciones ideales, la tasa de mortalidad todavía es de un niño por cada 250,000 operaciones. Aproximadamente el 4 por ciento de los niños sangran entre el quinto y el octavo día postoperatorio. Todos los niños experimentan molestias en la garganta durante varios días. Algunos niños que hablaban normalmente comienzan a hablar con voz nasal porque el paladar blando ya no cierra completamente el canal entre la nariz y la garganta.
A veces hay que sacar las amígdalas y/o adenoides. Pero los beneficios deben superar a los riesgos. Su profesional médico decidirá si hay que extirpar las amígdalas, las adenoides o ambas. Todas las siguientes son razones válidas para hacerse una evaluación.
Es común respirar por la boca temporalmente cuando el niño está resfriado o tiene fiebre del heno. La respiración diaria continua por la boca es menos común y debe ser evaluada para ver si es causada por el tamaño grande de las adenoides. La cara con la boca abierta es objeto de chanzas y el respirar con la boca abierta puede causar cambios en la estructura ósea de la cara (incluyendo una sobremordida que habrá que corregir con ortodoncia). El respirar por la boca también puede dejar la boca seca, y la falta de saliva aumenta el riesgo de tener caries.
El lenguaje puede ser amortiguado si las amígdalas son muy grandes, o puede volverse hiponasal (sin resonancia nasal) si las adenoides son muy grandes. Aunque hay otras posibles causas, se debe hacer una evaluación.
Los ronquidos pueden deberse a varias causas. Si los ronquidos ocurren todas las noches debido a las adenoides agrandadas, deben ser extirpadas. En casos severos, el ronquido fuerte se debe a retracciones (encogimiento del espacio entre las costillas), ahogos, falta de aliento e interrupciones de la respiración. Esto se llama apnea obstructiva del sueño.
En raras ocasiones, las amígdalas y adenoides de tamaño muy grande interfieren con la respiración a tal punto que el oxígeno sanguíneo se reduce y el lado derecho del corazón entra en insuficiencia. Los niños con esta afección tienen falta de aliento, tolerancia limitada al ejercicio y pulso rápido.
Durante una infección de la garganta, las amígdalas pueden hincharse temporalmente en grado suficiente para causar problemas de deglución. Algunos niños se niegan a comer carne porque es difícil de tragar. Algunos niños se niegan a comer todos los alimentos sólidos. Si el problema es persistente y las amígdalas se tocan entre sí, se debe hacer una evaluación. Este problema se presenta más a menudo en los niños que tienen boca pequeña.
El profesional médico de su hijo puede ver si tiene este problema.
El profesional médico de su hijo puede ver si tiene este problema.
Estos raros tumores hacen que una amígdala sea de tamaño mucho mayor que la otra. La amígdala también está bastante firme al tacto, y generalmente hay agrandamiento de los ganglios linfáticos en el mismo lado del cuello.
Algunas operaciones son injustificadas.
Las amígdalas grandes no significan amígdalas "malas" o infectadas. Las amígdalas normalmente son grandes durante la infancia. Las amígdalas no pueden ser "demasiado grandes" a menos que se toquen entre sí. Alcanzan su tamaño máximo entre los 8 y los 12 años de edad. Después, disminuyen espontáneamente de tamaño cada año, como lo hacen todos los tejidos linfáticos del organismo.
Varios estudios han demostrado que la extirpación de las amígdalas y las adenoides no disminuye la frecuencia de las infecciones virales de las vías respiratorias altas. Estas infecciones son inevitables. Con el tiempo, su hijo desarrolla inmunidad a estos virus y experimenta un número menor de resfriados al año.
Algunos estudios recientes han demostrado que la frecuencia de las infecciones estreptocócicas de la garganta no disminuye después de la extirpación de las amígdalas, a menos que su hijo tenga 7 ó más infecciones estreptocócicas al año (lo cual es raro). En los niños con 7 ó más infecciones comprobadas estreptocócicas de garganta al año, algunos profesionales médicos recomendarían la administración diaria de penicilina durante 6 meses en vez de la extirpación de las amígdalas y las adenoides, pues la penicilina casi siempre puede eliminar los estreptococos de las amígdalas. Ser portador de estreptococos (que no produce síntomas, es inocuo y no es contagioso) tampoco es una indicación para someterse a este tipo de operación.
Anteriormente había desacuerdo sobre esta razón para practicar una operación de amígdalas y adenoides, pero estudios más recientes han demostrado que la extirpación de las adenoides no abrirá la trompa de Eustaquio ni disminuirá la frecuencia de las infecciones de los oídos o la acumulación de líquido en el oído medio. Las excepciones son los niños que también tienen obstrucción nasal persistente y que respiran por la boca a causa del tamaño grande de las adenoides. La presencia persistente de líquido en el oído medio puede requerir la inserción de tubos de ventilación en los tímpanos.
Si su hijo falta a la escuela por razones vagas (entre las cuales están los dolores de garganta), la extirpación de las amígdalas no mejorará la asistencia.
Una operación de amígdalas y adenoides no servirá para mejorar la falta de apetito, la fiebre del heno, el asma, las convulsiones febriles o el mal aliento.
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