Estrés en niños y adolescentes

¿Qué es el estrés?

El estrés se presenta cuando las demandas cotidianas son más de lo que podemos soportar. Los niños y adolescentes padecen estrés al igual que los adultos. Los eventos estresantes pueden perturbar la rutina normal de un niño.

¿Cómo ocurre esto?

Un evento estresante puede consistir en lo siguiente:

• cambios en la vida familiar, como una mudanza, un divorcio, una enfermedad grave, una muerte o un nacimiento;
• abuso;
• tornados u otros desastres naturales;
• ataques terroristas;
• rivalidad entre hermanos;
• discusiones frecuentes entre los padres;
• conflictos con uno o ambos padres;
• mala situación económica familiar;
• malas calificaciones académicas;
• mala relación con un maestro u otro administrador escolar;
• tareas escolares, absentismo y tareas atrasadas;
• hacerse de nuevos amigos o tener discusiones con amigos actuales;
• intimidaciones o acoso;
• eventos sociales y preocupaciones sobre invitaciones a eventos sociales;
• participación en actividades deportivas en equipo; preocupaciones sobre el desempeño y sobre el grado de aceptación entre los pares;
• presión de los pares para hurtar, fumar o consumir drogas;

Muchos eventos estresantes en poco tiempo pueden tener un efecto mayor en el niño. Estos eventos pueden ser desencadenantes del estrés en los niños. Su hijo podría no ser capaz de tomarse un descanso de la situación o relación estresante. Por eso es muy importante aprender a manejar el estrés.

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas del estrés pueden incluir lo siguiente:

• aumento de la cantidad de visitas al consultorio del profesional médico o mayor absentismo escolar;
• cambios en los hábitos alimentarios o en el patrón de sueño;
• dolor, que puede ser de cabeza o estómago;
• agravamiento de una enfermedad crónica;
• estado de ánimo deprimido;
• ansiedad;
• baja autoestima;
• falta de interés en actividades que su hijo solía disfrutar;
• baja en el desempeño académico (calificaciones);

¿Qué puedo hacer para ayudar a mi hijo?

• Procure identificar la causa del estrés. Luego, busque la mejor manera de manejar el estrés junto a su hijo.
• Permita que su hijo hable sobre los eventos o cambios estresantes. El apoyo y la comprensión que le brinde a su hijo podrán ayudarlo a manejar el estrés.
• Permita que su hijo tome decisiones simples cuando sea apropiado. Debido a que el estrés suele hacer que un niño se sienta impotente, puede ayudar a sus hijos al enseñarles que ellos tienen el control sobre ciertos aspectos de su vida. Por ejemplo, tal vez podría dejar que su hijo decida qué quiere cenar o qué quiere hacer durante el día.
• Aliente a sus hijos a hacer lo mejor posible, pero intente no presionarlos, y procure que no piensen que usted se desilusionará mucho si no lo logran. Ayúdelos a fijarse metas que puedan alcanzar. Enséñeles a decir “no”.
• Ayúdelos a equilibrar su tiempo y procure que hallen momentos para hacer ejercicio, descansar, pasar el rato con sus amigos y salir a divertirse.
• Aliente a su hijo a realizar alguna actividad cuando se sienta realmente estresado, como salir a correr o jugar a un juego que consuma energía.
• Ayude a su hijo a usar técnicas de relajación, como crear imágenes mentales, respirar profundamente y relajar los músculos en forma progresiva.
• Asegúrese de que su hijo duerma lo suficiente.
• Asegúrese de que su hijo mantenga una dieta saludable, que no contenga demasiada cafeína, presente en las bebidas de cola o en el café.
• Asegúrese de que se hijo pase tiempo con sus amigos. Hablar de las cosas con los demás puede ser de ayuda.

Si decide que el nivel de estrés de su hijo no se puede manejar, busque ayuda profesional. Un terapeuta en salud mental puede enseñarle a su hijo técnicas para el manejo del estrés adicionales. Si sospecha que su hijo tiene tendencias suicidas, busque ayuda profesional de inmediato. Los pensamientos suicidas son graves a cualquier edad y requieren atención inmediata.