Los niños que viven en la misma casa con gente que fuma están expuestos al humo de cigarros. Por eso se llaman "fumadores pasivos".
El humo pasivo es causado por humo de segunda mano y humo lateral. El humo de segunda mano es el humo expirado por el fumador. El humo lateral es la corriente de humo que se desprende del cigarro encendido. La mayor parte del humo en un cuarto es el producido por la corriente de humo lateral. El humo lateral tiene 2 ó 3 veces más productos químicos dañinos que el humo de segunda mano, porque no pasa por el filtro del cigarro. En el peor de los casos, cuando un niño está en un cuarto lleno de humo con varias personas fumando durante una hora, inspira tantos productos químicos dañinos como si hubiera fumado 10 ó más cigarros.
En general, los hijos de madres que fuman absorben más humo en sus cuerpos que los hijos de padres fumadores, porque pasan más tiempo con sus madres. Los niños que se amamantan con una madre fumadora corren un riesgo más alto, porque los productos químicos del cigarro se absorben en la leche de la madre, además de estar en el aire circundante.
Los niños que viven en una casa donde hay alguien que fuma tienen más infecciones respiratorias. Sus síntomas son también más severos y duran más que los de los niños que viven en una casa sin fumadores.
El efecto del humo pasivo es peor durante los primeros 5 años de vida, cuando los niños están con sus padres la mayor parte del tiempo. Cuanto más tiempo estén los fumadores en su casa, y cuanto más fumen, más graves serán los síntomas en el niño.
El efecto del humo pasivo es particularmente peligroso en niños que sufren de asma. La exposición al humo causa ataques de asma más severos, más visitas a la sala de emergencia y más internaciones hospitalarias. Además, estos niños tienen menos probabilidad de superar el asma cuando crezcan.
Los siguientes problemas médicos se agravan por el humo pasivo:
Usted puede dejar de fumar si busca ayuda. Anótese en una clase o programa para dejar de fumar en su comunidad. Use goma de mascar o parches con nicotina (se pueden comprar sin receta). Si tiene síndrome grave de abstinencia de nicotina, pregúntele a su profesional médico sobre medicamentos bajo receta que lo pueden ayudar a dejar de fumar. Si quiere que su niño no fume cuando sea grande, déle el ejemplo y deje de fumar.
Si está embarazada, dejar de fumar es más importante aún. El bebé aún no nacido de una madre fumadora corre un riesgo dos veces mayor de nacer prematuro o tener complicaciones al nacer. También es importante que no fume cuando esté amamantando, porque los productos químicos dañinos del humo se pueden absorber en la leche materna.
Para obtener más información, vaya al sitio Web del CDC, http://www.smokefree.gov, o al sitio Web de la American Lung Association: http://www.lungusa.org/espanol/.
Algunos padres tienen gran dificultad para dejar de fumar, pero todos pueden cambiar sus hábitos de fumar. Fume solamente cuando no esté en su casa. Si tiene que fumar cuando está en su casa, hágalo solamente en el garaje o en la galería.
Si tiene que fumar dentro de su casa, designe un cuarto para fumar. Mantenga cerrada la puerta de ese cuarto y abra una ventana de vez en cuando para que entre aire fresco. Póngase una camisa sobre la ropa que viste mientras esté en el cuarto, para que su vestimenta no absorba el humo. No deje nunca que su niño vaya a ese cuarto. No fume en otras partes de la casa. Los invitados sólo deben fumar en ese cuarto.
No fume cuando tenga a su niño alzado. Nunca fume en un carro cuando su niño sea un pasajero. No fume nunca cuando esté alimentando o dándole un baño a su niño. No fume nunca en el cuarto del niño. Si toma estas precauciones reducirá la exposición del niño al humo y lo protegerá contra quemaduras de cigarro. Estas medidas, si bien modestas, ayudarán a su hijo hasta cierto punto.
Cuando esté buscando centros de atención infantil o niñeras, pregunte si fuman. Si su niño tiene asma, es crucial tomar esta precaución.