¿Mi hijo es obeso?
Su profesional médico usará la altura y peso de su hijo para calcular el índice de masa corporal (BMI, por sus siglas en inglés). El BMI es la manera más exacta de saber si su hijo es tiene un peso demasiado bajo, tiene un peso normal o tiene sobrepeso. El BMI de su hijo se compara con el de miles de otros niños de la misma edad. Esta comparación muestra en qué percentil de BMI está su hijo. Si el percentil de BMI de su hijo es del 85% para su edad, tiene sobrepeso. La obesidad se define en general cuando el BMI es mayor que el 95% de los otros niños de su edad.
Desafortunadamente, hay tantos niños obesos y con sobrepeso, que una medida "normal" puede ser una señal de sobrepeso. La obesidad pediátrica es una epidemia sanitaria en los Estados Unidos. Aproximadamente 1 de cada 8 niños en los Estados Unidos tiene sobrepeso o es obeso. Casi 1 de cada 4 niños afronorteamericanos o hispanos tiene sobrepeso. Éste es un problema de salud muy serio.
¿Por qué es importante?
Si su hijo es obeso, correrá el riesgo de tener problemas de salud serios. Entre otros, puede tener diabetes tipo 2, problemas en las articulaciones, apnea obstructiva del sueño (un trastorno serio debido a los ronquidos), asma severa, problemas hormonales, enfermedades del hígado y alta presión sanguínea. La obesidad también está asociada con un bajo desempeño escolar y depresión.
La obesidad puede reducir significativamente la duración de vida de su hijo. La obesidad aumenta drásticamente la probabilidad de tener problemas de salud en la edad adulta, como enfermedades cardiacas, diabetes, cáncer, artritis, hipertensión y accidentes cerebrovasculares.
¿Un niño rechoncho es un niño saludable?
Las últimas investigaciones muestran que dos tercios de los niños obesos mayores de 10 años terminarán siendo obesos en la edad adulta. Para el año 2008, es posible que el 40% de los norteamericanos adultos sea obeso. La mayoría de estos adultos obesos tendrán problemas serios de salud, y muchos de ellos morirán debido a enfermedades relacionadas con la obesidad. En muchos niños, la obesidad comienza a los 3 años de edad, y hay que pararla en ese momento.
¿Cómo ocurrió?
Se cree que hay varios factores que han contribuido al aumento de la obesidad.
- Más tiempo con la televisión, la computadora y los juegos de vídeo
- Un televisor en el cuarto de su hijo aumenta el riesgo de tener sobrepeso.
- La cantidad de horas por día que su hijo mira televisión o juegos de vídeo está asociada en forma directa con el sobrepeso.
- Cuanto más televisión mire su hijo, más bocadillos comerá y refrescos tomará.
- Menos ejercicios
- El tiempo que antes los niños pasaban afuera ahora lo usan para mirar televisión.
- Muchas escuelas no dan clases de gimnasia para todos los niños.
- Muchas comunidades no tienen parques, centros de recreación o albercas.
- Grasa y azúcar en la dieta
- Muchos niños reciben sus calorías de alimentos con mucha grasa y azúcar. Los fabricantes agregan grasa y azúcar a las comidas para darles más sabor, y los niños pueden agregarles más aún.
- Los refrescos contribuyen en forma directa a un aumento de las calorías y el peso.
- Cada vez se come más afuera, sobre todo en restaurantes de comida rápida, que tienen muchas calorías.
- Falta de reconocimiento temprano por parte de los padres, maestros y profesionales médicos
- Cuanto antes se reconozca la obesidad, mayor será la probabilidad de revertirla.
- Si se ignora el problema, sólo se agravará.
¿Qué puedo hacer para ayudar a mi hijo?
No es posible controlar todo lo que su hijo come, pero puede influenciarlo promoviendo los ejercicios y una dieta saludable. He aquí algunos consejos básicos para empezar:
- Elimine las bebidas azucaradas, incluyendo los jugos. Tienen mucha azúcar y calorías, y un bajo contenido nutritivo. Su hijo podrá tomar mucha cantidad de estas bebidas para saciar su sed, pero al hacerlo habrá sumado por lo menos 500 calorías inútiles de más. Éste es el cambio más importante que puede hacer.
- Evite los refrescos, las bebidas deportivas como Gatorade y el té helado con azúcar. Su hijo debería tomar sólo agua, agua carbonatada, leche descremada y ocasionalmente refrescos dietéticos. Si una bebida tiene jarabe de maíz con fructosa entre sus ingredientes, no la compre. Este cambio por sí mismo contribuye con frecuencia a una pérdida de peso.
- Haga pasteles y dulces sólo en ocasiones especiales, no como ritual cotidiano. No dé helado, galletas dulces, pasteles o dulces como recompensa por buena conducta.
- Limite los lácteos de altas calorías como leche entera, queso y crema agria.
- Limite los hidratos de carbono como el cereal, el pan y las galletas saladas. No hay problema con unas pocas porciones por día, pero más que eso agregará calorías sin necesidad.
- Limite el tamaño de las porciones a un solo plato de acuerdo a la edad. No llene el plato de más. A la hora de los bocadillos, no le dé a su hijo toda la bolsa, sólo una pequeña porción. Use su juicio a la hora de repetir. Las repeticiones de comida deberían ser de tamaño pequeño y contener una variedad de alimentos saludables.
- Limite el tiempo de televisión y computadora de su hijo a un máximo de 2 horas por día. Saque el televisor del cuarto de su hijo. Los niños que pasan más de 2 horas por día frente al televisor corren mayor riesgo de tener sobrepeso.
- Ayude a su hijo a aumentar sus actividades diarias. Inscríbalo en programas comunitarios o centros de recreación, si los hubiere. Aliéntelo a que haga caminatas, ande en bicicleta, juegue con amigos al aire libre, haga deportes o nade. Queme más calorías.
Si el profesional médico de su hijo está preocupado por su peso, es posible que le haga un análisis de sangre para ver si tiene prediabetes (insulina y glucosa en ayunas), corre el riesgo de tener enfermedades cardiacas (colesterol y lípidos en la sangre) o enfermedades del hígado relacionadas con la obesidad.
¿Qué debería comer mi hijo?
Pongaénfasis en alimentos enteros no procesados, como carne magra, pescado, verduras, frutas, nueces, cereales integrales como arroz, quinua y avena.
Algunas ideas para comidas fáciles de preparar:
- Desayuno. Huevos, yogurt con bajo contenido de grasa, fruta (no jugo), avena. *La mayoría de los cereales de desayuno están llenos de azúcar; trate de evitarlos.
- Almuerzo. Emparedado de pavo, atún, pollo u otro fiambre magro, tacos (sin crema agria o queso), ensalada, frutas, verduras.
- Cena. Carne magra (pollo, pescado, pavo, cerdo, res) con verduras, ensaladas con aderezos livianos, porciones más pequeñas de arroz, pasta, fideos.
- Bocadillos. Frutas, verduras, nueces (para niños mayores de 4 años de edad), cacahuates, castañas de cajú o mantequilla de almendras sobre frutas o galletas con poca grasa, yogur con bajo contenido de grasa. (Antes de darle los bocadillos, asegúrese que su hijo no tenga alergia a las nueces.) En lo posible evite las patatas fritas y los bocadillos fritos. No le dé bocadillos delante del televisor.
- Bebidas. Agua, agua carbonatada, té sin endulzar o dietético, bebidas en polvo de bajas calorías, ocasionalmente una gaseosa dietética, leche descremada.
- Haga uno o dos cambios por vez y deje que sus hijos se adapten. No es fácil realizar cambios grandes en la dieta o el estilo de vida. A veces bastará con eliminar las bebidas con azúcar e iniciar un programa de ejercicios para que su hijo comience a perder peso.
Éstos son cambios positivos que ayudarán a su hijo a vivir una vida más saludable. Su hijo puede llegar a resistirse cuando le trate de sacar las comidas que le gusta. Dígale que lo esta haciendo porque quiere que tenga una vida saludable y prolongada.
¿Cuándo debo llamar a mi profesional médico?
Puede preguntarle a su profesional médico si le conviene hablar con un nutricionista o dietista. Estos especialistas la pueden ayudar con ideas más específicas sobre planificación de comidas y asesoramiento dietético.
También es posible que su profesional médico la remita a una clínica especializada en pérdida de peso, si hubiera una en su hospital.
Desarrollado por Thomas Flass MS, MD, Médico Residente, Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado, y Robert Brayden, MD, Profesor Asociado, Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado.
Este material se revisa periódicamente y está sujeto a cambios en la medida que aparezca nueva información médica. Se proporciona sólo para fines informativos y educativos, y no pretende reemplazar la evaluación, consejo, diagnóstico o tratamiento médico proporcionados por su profesional de atención de la salud.
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