Algunos niños parecen tener catarros constantemente. Tienen un resfriado tras otro. Muchas madres preguntan: "¿No tiene mi hijo demasiados resfriados?" Los niños empiezan a tener resfriados desde los 6 meses de edad, aproximadamente. Durante la lactancia y los años de la edad preescolar tienen un promedio de 7 u 8 resfriados al año. Durante los años de la edad escolar tienen 5 ó 6 resfriados al año como promedio. Finalmente, durante la adolescencia, llegan a un nivel igual al de los adultos, de aproximadamente 4 resfriados al año.
Además, los niños pueden tener enfermedades diarreicas (con o sin vómitos) 2 ó 3 veces al año. Algunos niños son motivo de particular preocupación para sus padres, porque tienden a tener fiebres altas con casi todos sus resfriados o tienen un aparato gastrointestinal sensible y tienen diarrea con casi todos sus resfriados.
La razón principal por la que su hijo tiene todas estas infecciones es que está siendo expuesto a nuevos virus. Hay por lo menos 200 virus diferentes que causan resfriados. Cuanto más pequeño es el niño, tanto menores son la exposición previa y la protección consiguiente. Su hijo tiene más exposición si asiste a una guardería, a un grupo de juego, a la sala de cunas de la iglesia o al preescolar. Su hijo tiene más exposiciones indirectas si tiene hermanos mayores que asisten a la escuela. Por lo tanto, los resfriados son más comunes en las familias grandes. La frecuencia de los resfriados se triplica en invierno, cuando las personas pasan más tiempo agrupadas en interiores y respirando aire re-circulado. Además, el humo del tabaco en la casa aumenta la susceptibilidad de su hijo a los resfriados, la tos, las infecciones en los oídos, las infecciones del seno nasal, el crup, la respiración resollante y el asma.
Si su hijo tiene más de 3 años de edad, estornuda mucho, tiene una secreción nasal clara que dura más de un mes, no tiene fiebre y, especialmente, si estos síntomas se presentan durante la temporada del polen, es probable que tenga una alergia nasal. Las alergias son mucho más fáciles de tratar que los resfriados frecuentes porque los medicamentos son eficaces para controlar los síntomas.
Los resfriados no son causados por la mala dieta o la falta de vitaminas. No son causados por el mal tiempo, por los acondicionadores de aire ni por mojarse los pies. Algunos padres se preocupan de que tal vez hayan descuidado de alguna manera a su hijo o que hayan hecho algo incorrecto para causar los resfriados frecuentes. Al contrario, el hecho de padecer todos estos resfriados es una parte inevitable del crecimiento. Los resfriados son la única infección que todavía no podemos evitar. Desde el punto de vista médico, los resfriados son una experiencia educativa para el sistema inmune de su hijo.
Casi todos los padres se preocupan de que la frecuencia con que su hijo se enferma pueda ser debida a algún padecimiento subyacente serio. Un niño con enfermedad del sistema inmune (con producción inadecuada de anticuerpos o de glóbulos blancos) no experimenta más resfriados que un niño normal. En vez de eso, el niño tiene cada año dos o más ataques de neumonía, sinusitis, drenaje de ganglios linfáticos o forúnculos, y se restablece lentamente de estas infecciones. Además, un niño con enfermedad seria no aumenta de peso en forma adecuada, ni tiene buen semblante entre un brote y otro de la infección. Si su familia está preocupada por un problema o enfermedad en particular, infórmele a su profesional médico.
Si a su hijo no le falta energía y si está aumentando bien de peso, usted no tiene que preocuparse por su salud básica. Su hijo es tan sano como cualquier otro niño normal. Los niños superan los resfriados por sí solos. Aunque usted puede reducir los síntomas, no puede acortar la duración de cada resfriado. Su hijo saldrá del paso tal como lo hacen todos los demás niños. La perspectiva a largo plazo es buena. El número de resfriados disminuirá a través de los años, a medida que su hijo produzca una buena provisión de anticuerpos contra los diferentes virus. Para poner las cosas en perspectiva, considere los hallazgos de un estudio reciente: en un día cualquiera, 10% de los niños tienen resfriados, 8% tienen fiebre, 5% tienen diarrea y 3% tienen infecciones del oído.
El requisito principal para que su hijo vuelva a la guardería infantil o la escuela es que la fiebre haya desaparecido y los síntomas no sean excesivamente ruidosos o molestos para los compañeros de clase. No tiene sentido mantener a un niño en casa hasta que podamos garantizar que ya no esparce virus, porque esto podría requerir 2 ó 3 semanas. Si el aislamiento por las infecciones respiratorias fuera tomado en serio, no quedaría un número suficiente de días para educar a los niños. Además, la "guerra bacteriológica" que normalmente tiene lugar en las escuelas es prácticamente incontrolable. Casi todos los niños esparcen microbios durante los primeros días de su enfermedad, antes de que parezcan estar enfermos o de que tengan síntomas. En otras palabras, el contacto con las infecciones respiratorias es inevitable en los ambientes de grupo, tales como las escuelas o las guarderías.
Además, siempre y cuando su hijo ya no tenga fiebre, no hay ninguna razón por la que no pueda ir a fiestas, jugar con los amigos después de la escuela o realizar los viajes programados. La gimnasia y los deportes de equipo podrían tener que posponerse durante unos días.
Como la frecuencia de complicaciones es baja y la mejoría es lenta, no vacile en dejar a su hijo con alguna otra persona en estas ocasiones. Es posible que la niñera (babysitter) esté dispuesta a cuidar al niño cuando tenga fiebre. Como en la actualidad hay tantas madres que trabajan, en muchas partes empiezan a surgir programas de guardería para "niños enfermos", y los mismos pueden ser una alternativa, en lugar de tener que quedarse en casa con su hijo.
Si su hijo va a la guardería o al preescolar, puede volver allí una vez que haya desaparecido la fiebre. Si usted tiene que volver al trabajo, no hay ninguna razón para prolongar el restablecimiento en casa. El regreso temprano de un niño con una enfermedad respiratoria no aumentará la frecuencia de complicaciones para él mismo ni la frecuencia de exposición para otros niños. De igual manera, usted tampoco tiene que cancelar un compromiso social importante porque su hijo tiene una leve enfermedad aguda. Además, no es necesario que saque permanentemente a su hijo del preescolar o de la guardería a causa de estas enfermedades repetidas. Tome en cuenta la posibilidad de cambiarlo a una guardería en una casa si su hijo es menor de 2 años de edad. También busque otra guardería si alguien del personal fuma en ese sitio.
No hay curas instantáneas para los resfriados recurrentes y otras enfermedades virales. Los antibióticos no son útiles, a menos que su hijo desarrolle complicaciones tales como infección del oído, sinusitis o neumonía. Hacerle extirpar las amígdalas a su hijo no es útil porque los resfriados no son causados por el mal estado de las amígdalas. Repitiendo, la mejor época para tener estas infecciones y desarrollar inmunidad es durante la niñez.