VIH significa virus de la inmunodeficiencia humana. El VIH es el virus que causa el sida. El sida es una enfermedad potencialmente mortal, pero que puede prevenirse.
El VIH ataca al sistema inmunológico del cuerpo. Destruye las células que combaten las infecciones. Cuando estas células se destruyen, el sistema inmunológico no puede defender más al cuerpo contra las infecciones y el cáncer.
La infección del VIH se convierte en sida cuando el cuerpo no puede combatir tumores o enfermedades graves. Cuando se tiene sida, las enfermedades que por lo general no causarían problemas de salud graves pueden ser mortales.
El VIH se transmite a través del contacto directo con la sangre o con líquidos corporales de una persona infectada con el virus. El VIH puede transmitirse a un feto a través de la placenta, por exposición a sangre y líquidos corporales durante el trabajo de parto y en el parto, o a través de la lactancia.
Entre los adolescentes, el virus se propaga más comúnmente por:
El VIH no se propaga a través de:
Generalmente, un bebé que nace con VIH no tiene signos de la infección del virus al nacer. Cuando los bebés tienen de 2 a 3 meses de edad, es posible que comiencen a tener problemas tales como:
Un niño que tiene VIH tiende a contraer más infecciones y enfermedades que otros niños a causa de infecciones infantiles comunes tales como la gripe.
Los adolescentes que contraen VIH no tienen síntomas al momento de la infección. Pueden pasar años antes de que aparezcan síntomas. Durante este tiempo, pueden transmitir el virus incluso sin saber que lo tienen. Los síntomas del sida pueden incluir:
Las mujeres embarazadas que tienen VIH pueden infectar a sus bebés con el virus en el parto o antes. Los bebés infectados pueden enfermarse gravemente y morir. Todas las mujeres embarazadas deben someterse a una prueba de VIH. Si usted está embarazada y la prueba de VIH dio resultado positivo, el profesional médico probablemente le recetará medicamentos para combatir el VIH y ayudar a prevenir la transmisión del virus al bebé.
Si una mujer está infectada con VIH y ya tiene hijos, todos los hijos deben someterse a la prueba de VIH.
Después del nacimiento, al bebé se le realizará una prueba para detectar anticuerpos del VIH. Sin embargo, algunos de los anticuerpos del VIH de la madre pueden haberse transmitido al bebé y, por esa razón, los resultados de la prueba no siempre son completamente exactos. Los bebés pueden dar resultado positivo para anticuerpos del VIH hasta 2 años después del nacimiento, incluso si en realidad no están infectados. Los bebés comienzan a generar sus propios anticuerpos del VIH después de los 18 meses de edad.
La forma más precisa de detectar el VIH en bebés es hacer pruebas para el virus en sí (no para los anticuerpos). Para esto puede usarse un cultivo del virus del VIH y un análisis de sangre que se llama amplificación del ADN del VIH mediante RCP.
Para probar si hay infección de VIH en los niños mayores y los adolescentes, se utiliza una prueba que se llama ELISA. Si esta prueba da resultado positivo, se realiza un análisis de sangre más específico, por lo general la prueba del manchado Western, para confirmar el resultado.
El riesgo de infectar al bebé se reduce optando por una cesárea en lugar de parto vaginal. El riesgo de que la madre transmita la infección se reduce en gran medida con medicamentos antivirales durante el embarazo y optando por una cesárea.
Los bebés que nacen de madres infectadas con VIH pueden tratarse con medicamentos antivirales por lo menos durante las primeras 6 semanas de vida para ayudar a prevenir la infección. Las madres con VIH no deben amamantar a sus bebés. Darles leche de fórmula en lugar de leche materna ayuda a prevenir la transmisión del virus al bebé.
Para tratar el virus en bebés y niños, se utilizan medicamentos. Las dosis de medicamentos contra el VIH que reciben los bebés y niños son diferentes de las que se administran a los adultos. La dosis puede aumentar a medida que los niños crecen. El cuerpo de los bebés y niños procesa los medicamentos más rápidamente que el de los adultos. También es posible que los niños necesiten tomar dosis más fuertes de un medicamento que un adulto. Los niños también pueden necesitar medicamentos tales como antibióticos para prevenir otros tipos de infecciones.
Los niños deberán visitar al profesional médico con frecuencia para realizarse análisis de sangre y exámenes físicos. Algunas vacunas pueden ser diferentes para los bebés o niños que tienen VIH/sida. Los niños cuyo sistema inmunológico esté muy débil no recibirán vacunas de virus vivo tales como la vacuna del sarampión, las paperas y la rubeola, la vacuna contra la varicela y el rotavirus.
Para que sean eficaces, los medicamentos contra el VIH deben tomarse en el momento correcto y de la manera adecuada. Esto puede ser difícil para los niños. Es posible que los niños no quieran tomar medicamentos que tienen mal sabor o delante de otras personas. Hablar con profesionales médicos y grupos de apoyo puede ser de ayuda.
Para obtener más información, visite el sitio web de la Red Nacional de Sida Pediátrico (National Pediatric AIDS Network) en http://www.npan.org/.