Cuando un niño tiene una convulsión, puede quedar inconsciente y caerse, los ojos se le pueden ir hacia arriba, el cuerpo se le puede poner tieso, y sus brazos y piernas pueden sacudirse bruscamente. La mayoría de las convulsiones duran menos de 5 minutos. Las convulsiones no causadas por fiebre ocurren en 1 de cada 250 niños. Si se hacen recurrentes, se dice que el niño tiene epilepsia.
La causa usual de ataques recurrentes sin fiebre (epilepsia) es una pequeña parte del tejido cerebral que a veces envía mensajes anormales a otras partes del cerebro. Las convulsiones recurrentes en general se pueden controlar con medicamentos especiales (anticonvulsivos). Otras causas comunes son una lesión en la cabeza, envenenamiento, nivel muy bajo de azúcar en la sangre, reacciones alérgicas a un medicamento o niveles bajos de calcio en la sangre.
Durante la convulsión debe dejar a su hijo en el piso o el suelo. Muévalo solamente si está en un lugar peligroso.
Si su hijo tiene algo en la boca, sáqueselo con un dedo para que no se ahogue. Quítele los anteojos o cualquier otro objeto peligroso que se encuentre en la zona. Coloque al niño de costado o boca abajo para que pueda drenar las secreciones. Si el niño vomita, ayude a vaciarle la boca. Si puede, use un bulbo de goma para succionar. Si la respiración de su hijo se hace ruidosa, tire su mandíbula y mentón hacia adelante, colocando dos dedos detrás de la mandíbula a ambos lados (esto hará que la lengua se mueva hacia adelante automáticamente).
Cuando tenga una convulsión, no trate de controlar o parar los movimientos de su hijo. Una vez que empezó, la convulsión seguirá su curso independientemente de lo que usted haga. No trate de hacerle resucitación cardiopulmonar (CPR, por sus siglas en inglés) sólo porque deje de respirar por 5 a 10 segundos. Si no vuelve a respirar cuando cesa la convulsión, comience a realizar respiración de rescate boca a boca (resucitación cardiopulmonar, CPR). No trate de forzar nada dentro de la boca del niño. Esto es innecesario y le puede cortar la boca, lesionar un diente, causar vómitos o hacer que el niño le muerda el dedo. No trate de agarrarle la lengua. En raras ocasiones los niños pueden morderse la lengua durante una convulsión, pero no se la pueden tragar.
Si bien no es fácil de hacer, trate de usar un reloj para medir cuánto dura la convulsión.
Cuando la convulsión ya pasó, deje que el niño duerma si quiere. El cerebro queda momentáneamente exhausto y no gana nada tratando de mantenerlo despierto. No hace falta llevar al niño a una sala de emergencia cada vez que tenga convulsiones. Si la convulsión dura más de 10 minutos, debería llamar a una ambulancia.
Cuando hable con su profesional médico sobre el tratamiento de su hijo, pregunte si le debería dar a su hijo una dosis adicional de medicamento anticonvulsivo inmediatamente después de la convulsión para ayudar a prevenir otra convulsión. Si su hijo se ha salteado recientemente una dosis de medicamento anticonvulsivo, déle una dosis ahora.
Los niños que toman ciertos medicamentos anticonvulsivos se deberían hacer un análisis de sangre periódicamente y usar un brazalete de alerta médica. Pregúntele al médico si el niño se debe hacer análisis de sangre, y cuándo.
Si bien su hijo puede practicar la mayoría de los deportes sin problemas, trate de que no realice actividades que no serían seguras si llegara a tener una convulsión. Entre éstas se encuentran las actividades a gran altura (por ejemplo, trepar un árbol o una soga), andar en bicicleta en una carretera o nadar solo. También tendría que evitar barrenar en el viento, el buceo y los planeadores. Haga que se tome baños con ducha en vez de tina, y que sólo se bañe cuando haya otra persona en la casa.
Llame INMEDIATAMENTE si: