El negativismo es una fase normal por la cual pasan la mayoría de los niños entre los 18 meses y los 3 años de edad. Empieza cuando los niños descubren que tienen el poder de negarse a responder ante las solicitudes de otras personas. Durante este tiempo, los niños responden negativamente a muchas peticiones, aunque éstas sean agradables. En general, son obstinados más bien que cooperadores. Se deleitan en rechazar una sugerencia, sin que importe si se trata de vestirse o de desvestirse, tomar un baño o salir de la bañera, acostarse o levantarse de la cama.
Considere las siguientes guías generales que pueden proporcionarle ayuda a usted y a su hijo durante esta fase.
Cuando su hijo dice "No", lo que quiere decir es "¿Tengo que hacerlo?" o "¿Lo dices en serio?" Esta respuesta no debe ser confundida con la falta de respeto. Esta fase es importante para la autodeterminación y la identidad. Trate de verla con sentido del humor y asombro.
Castigue a su hijo por lo que haga, no por lo que diga. Como usted no puede eliminar el "No", páselo por alto. Si discute con su hijo por decir que "No", prolongará este comportamiento.
Esta es la mejor manera de hacer que su hijo sienta que tiene más libertad y control, y esto a su vez hará que él esté más dispuesto cooperar. Algunos ejemplos de opciones son dejar que su hijo elija entre una ducha o un baño en la bañera; qué libro quiere leer; cuáles juguetes se llevará a la bañera; qué fruta comerá como bocadillo; qué ropa o zapatos se pondrá; qué cereal comerá en el desayuno; qué juego va a jugar, si será dentro o fuera de la casa, en el parque o en el patio; y así sucesivamente. Para las tareas que no le agraden a su hijo, déjelo que tenga voz en el asunto, preguntándole: "¿Quieres hacerlo lentamente o rápido?" o "¿Quieres que lo haga yo, o lo haces tú?" Cuanto más pronto su hijo llega a tener la impresión de que es él quien toma las decisiones, tanto más pronto terminará esta fase.
Las reglas de seguridad, tales como sentarse en el asiento de seguridad en el automóvil, no están sujetas a discusión, aunque usted puede explicar la razón por la que debe observarse esa regla. Acostarse por la noche o ir a la guardería tampoco son cosas negociables. No haga una pregunta cuando sólo haya una respuesta aceptable, pero guíe a su hijo de una manera tan amable como sea posible (por ejemplo, "Lo siento, pero ahora debes irte a la cama"). Las órdenes como "Haz esto o verás" deben evitarse.
Si su hijo se está divirtiendo y debe cambiar a otra actividad, probablemente necesite tiempo de transición. Por ejemplo, si su hijo está jugando con sus camioncitos cuando se acerca la hora de la cena, avísele 5 minutos antes. Algunas veces, un contador de tiempo de cocina resulta útil para que un niño acepte el cambio.
Cuantas más reglas tenga, tanto menos probable es que su hijo esté conforme en observarlas. Elimine las expectativas innecesarias y las discusiones acerca de si se pondrá calcetines o comerá todo lo que tiene en su plato. Ayude a que su hijo se sienta menos controlado teniendo diariamente más interacciones positivas que contactos negativos.
Sea un modelo de afabilidad para su hijo. Cuando su hijo le pide algo y usted no está segura, trate de decir "Sí" o aplace su decisión al decirle "Déjame pensarlo". Si va a conceder la petición, hágalo de inmediato, antes de que su hijo empiece a lloriquear o suplicar. Cuando sea necesario decir que "no", dígale que lo siente y déle a su hijo una razón.
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