Cada año, más de 1 millón de niños son afectados por el divorcio de sus padres. Su objetivo principal debe ser reducir al mínimo el daño emocional a estos niños. La forma principal de lograr esto es ayudar a los hijos a mantener una relación estrecha y segura con ambos padres.
Dígale a su hijo sobre la separación o el divorcio antes de que uno de los padres se vaya de la casa. De preferencia, deben estar presentes los padres y todos sus hijos.
Las siguientes recomendaciones pueden ayudar a sus niños:
Acláreles que aunque ustedes —los padres— estén descontentos el uno con el otro y tengan discrepancias en muchas cosas, lo único en que ambos están totalmente de acuerdo es en lo mucho que quieren a sus hijos. Demuéstreles este cariño pasando tiempo con ellos. Los niños de edad preescolar especialmente necesitan muchos mimos de ambos padres, pero no inicie malos hábitos como dejar que su hijo duerma con usted.
Entre menos sean los cambios, mejor podrá manejar su hijo la crisis del divorcio. Trate de mantener a su hijo en la misma casa o el mismo vecindario. Si esto es imposible, trate por lo menos de mantener a su hijo en la misma escuela con los mismos maestros, amigos y equipos deportivos, aunque sólo sea en forma temporal. Asegúrele repetidamente que aunque su nivel de vida disminuirá un poco, usted continuará satisfaciendo las necesidades básicas de la vida (es decir, alimento, ropa y casa).
Su hijo necesita al padre y a la madre. El divorcio causa confusión en los niños pequeños y les hace temer que uno de los padres los abandone. Los niños necesitan saber que tendrán contacto constante tanto con el padre como con la madre.
Programe las visitas de acuerdo a un plan definido y fijo. El padre que tenga custodia del niño debe apoyar firmemente el programa de visitas. Un día completo cada semana o cada dos semanas generalmente es preferible a las visitas breves, más frecuentes (y apresuradas). Trate de no hacer demasiado en un día. Si hay más de un hijo, todos deben pasar la misma cantidad de tiempo con el padre que no tenga custodia para evitar los sentimientos de favoritismo. Su hijo esperará impacientemente las visitas, de modo que el padre visitante debe cumplir sus promesas, ser puntual y recordar los cumpleaños y otros eventos especiales. Ambos padres deben esforzarse para hacer que estas visitas resulten agradables. Permita que su hijo le diga que la pasó bien durante la visita con su ex cónyuge.
Proporcióneles a sus hijos el número telefónico del padre que no tenga custodia y haga que lo llamen a intervalos regulares. Si el padre que no tiene custodia se ha mudado a una ciudad lejana, las llamadas telefónicas y las cartas se vuelven indispensables para mantener una relación constante.
Pida a sus parientes o a voluntarios de programas tales como Hermano Mayor o Hermana Mayor que pasen más tiempo con su hijo o hija. Explíquele a su niño: "Tu papá (o tu mamá) no puede visitarte por ahora. Tiene muchos problemas que está tratando de resolver. En este momento no podemos hacer nada para cambiar esa situación". Ayúdele a su hijo a expresar su frustración y su sentimiento de pérdida. Si su hijo es adolescente, el hecho de escribir o llamar al padre o madre ausente tal vez podría hacer que éste o ésta vuelva a colaborar.
Cuando tienen lugar la separación y el divorcio de los padres, muchos niños experimentan ansiedad, depresión e ira. Frecuentemente están a punto de llorar, duermen mal, tienen dolor de estómago o no obtienen muy buenos resultados en la escuela. Para ayudarles a superar estos sentimientos dolorosos, aliéntelos a hablar de ellos y respóndales con comprensión y apoyo. Un grupo de discusión del divorcio en la escuela puede ayudar a que los niños se sientan menos aislados y menos avergonzados.
Su hijo necesita tiempo suficiente para sufrir la pérdida de usted y su cónyuge como padres unidos. Permita que se expresen abiertamente los sentimientos y responda con honestidad a las preguntas de su hijo. Si la ira se convierte en una conducta destructiva, deberán imponerse límites mientras, al mismo tiempo, usted ayuda a que su hijo exprese su ira.
A menudo los hijos se sienten culpables, creyendo que de algún modo ellos causaron el divorcio. Sus hijos necesitan que usted les asegure repetidamente que de ningún modo ellos fueron la causa del divorcio.
Algunos hijos persisten en la esperanza de que puedan volver a unir de algún modo a sus padres, y hacen como si la separación fuera temporal. Aclararles a los hijos que el divorcio es definitivo puede ayudarles a que lamenten su pérdida y lleguen a adaptarse mejor a la situación, aceptando la realidad del divorcio.
Trate de mencionar los puntos buenos del padre o la madre ausente. No exprese demasiado abiertamente los sentimientos negativos que usted tenga hacia su ex cónyuge. (Usted debe desahogar estos sentimientos con otro adulto, no con sus hijos.) Desdeñar o desacreditar al padre o la madre ausente en presencia de su hijo puede disminuir la opinión que él tiene de sí mismo y crear más stress.
No le pida a su hijo que tome partido. Un niño no tiene que sentir lealtad sólo hacia uno de los padres. Su hijo debe poder amarlos a ustedes dos, aunque ustedes ya no se amen el uno al otro.
Los niños necesitan ser criados con reglas prácticas firmes y coherentes. La tolerancia excesiva por parte de uno de los padres puede hacer que el otro tenga más dificultad en lograr que el hijo se porte bien. La competencia constante por el amor de un hijo mediante privilegios o regalos especiales produce un niño excesivamente mimado. Se deben establecer reglas de disciplina razonables y ambos padres las tienen que hacer cumplir.
A los hijos les molesta muchísimo ver pelear a los padres. Es de suma importancia que usted evite todas las discusiones acerca de las visitas, la custodia o la manutención del niño en presencia de éste.
Su hijo necesita muchísimo un sentido de estabilidad. Opóngase a la custodia concedida al otro padre sólo si éste le está causando daño obvio o sufrimiento repetido a su hijo. Las acusaciones falsas de maltrato pueden causar una gran angustia emocional en el niño. Si es posible, no separen a los hermanos a menos que sean adolescentes y expresen una clara preferencia por vivir en diferentes lugares.
Su hijo puede leer acerca de otros niños de padres divorciados que se sienten tristes y asustados pero, sin embargo, finalmente se vuelven más fuertes. (Vea la lista de lecturas bajo "Lecturas Recomendadas").