El ADHD es un trastorno que afecta del 5% al 7% de niños. Los niños con ADHD tienen problemas para concentrarse, son hiperactivos e impulsivos. El Trastorno de Falta de Atención ahora se llama el Trastorno de Falta de Atención e Hiperactividad. El ADHD es más común en los niños que en las niñas. La capacidad normal de atención es de 3 a 5 minutos por cada año de edad del niño. Por lo tanto, un niño de 2 años de edad debería ser capaz de concentrarse en una determinada tarea por lo menos durante 6 minutos, y un niño que entra al jardín de niños debería poder hacerlo por lo menos durante 15 minutos. (Nota: La capacidad de atención mientras el niño ve la televisión no cuenta.)
Si usted sospecha que su hijo podría tener poca capacidad de atención, pregúntele a otro adulto (por ejemplo, a un maestro de su hijo o al encargado del servicio de guardería) si él también ha hecho la misma observación.
La teoría actual sugiere que el ADHD (al igual que otras discapacidades del aprendizaje) se debe probablemente a pequeñas diferencias en la actividad química y el funcionamiento del cerebro. A veces, ADHD es un trastorno que afecta a más de un miembro familiar. Los cambios en la rutina cotidiana (por ejemplo no dormir lo suficiente o tomar un buen desayuno) pueden agravar los síntomas de ADHD. El ADHD no es causado por no ser buenos padres.
La solución no pasa sólo por darle medicamentos. Como ADHD es un problema continuo, su hijo necesita intervenciones especiales en su hogar y en la escuela para ayudarle a controlar conducta impulsiva, estructurar su vida hogareña y mejorar su disciplina. Los problemas de conducta se pueden confrontar en cualquier momento después que su hijo cumpla 1 año de edad. Si su hijo no puede conservar su atención después de un corto tiempo, puede realizar actividades específicas para ayudarle a aprender a escuchar y a completar tareas.
Acepte el hecho de que su hijo es activo y lleno de energía, y que posiblemente siempre lo será. La hiperactividad no es intencional. No piense que podrá eliminar la hiperactividad, sino simplemente mantener cierto control. Toda crítica o todo intento de transformar a un niño demasiado activo en un niño tranquilo o un niño modelo será contraproducente y causará más daño que beneficio. Nada le ayuda más a un niño hiperactivo que la tolerancia, la paciencia y la moderación de los padres.
Las actividades diarias al aire libre, tales como correr y hacer deportes y largas caminatas, constituyen buenos desahogos para los excesos de energía. Cuando hay mal tiempo, su hijo necesita un cuarto donde pueda jugar como quiera, con un mínimo de restricciones y supervisión. No conviene que su hijo tenga demasiados juguetes. Eso puede contribuir a que se distraiga más, pasando de un juguete a otro, en lugar de concentrarse en un juguete. Los juguetes deben ser seguros y relativamente irrompibles. Procure que su hijo juegue con un solo juguete a la vez.
Aunque todo esto le permite al niño expresar su hiperactividad, hay que cuidar de no estimularle innecesariamente. No inicie juegos bruscos con su hijo. Prohíba que los hermanos le digan "Persígueme, persígueme", o que lo instiguen a otros juegos ruidosos. La estimulación del comportamiento hiperactivo puede hacer que éste se convierta en el estilo principal de su hijo en sus tratos con otras personas.
Las rutinas domésticas ayudan a que el niño hiperactivo acepte el orden. Mantenga, hasta donde sea posible, la regularidad de las horas para levantarse, para las comidas, los bocadillos, los quehaceres, las siestas y para ir a acostarse. Trate de mantener en su casa un ambiente relativamente tranquilo, porque esto estimula a pensar, escuchar y leer en casa. En general, mantenga la radio y el televisor apagados. Si los eventos diarios son previsibles, esto contribuirá a que las reacciones de su hijo se vuelvan más previsibles. Los síntomas del ADHD pueden empeorarse por falta de sueño y por hambre. Asegúrese que el niño vaya a la cama temprano y un muy buen desayuno en los días de escuela.
Cuando un niño hiperactivo está demasiado cansado, a menudo pierde el dominio de sí mismo, y la hiperactividad empeora. Trate de que su hijo duerma o descanse cuando está exhausto. Si parece que no puede "apagar el motor", pruebe a tomarlo en brazos y mecerlo suavemente en una mecedora.
Para niños que tienen problemas para calmarse a la hora de irse a dormir, muchas veces es bueno instalar luces de noche y poner música de fondo.
Salvo en ocasiones especiales, no vaya a lugares donde la hiperactividad sería extremadamente inapropiada (como conciertos o restaurantes). Sería aconsejable también que reduzca las veces que su hijo va con usted a las tiendas y supermercados. Cuando el niño crezca y haya adquirido suficiente dominio sobre sí mismo en casa, entonces podrá introducir gradualmente estas actividades.
Estos niños son en general difíciles de manejar. Requieren, más que los niños normales, una disciplina planeada cuidadosamente. Las reglas deben hacerse principalmente para evitar que el niño se lastime o lastime a otras personas. La conducta agresiva, tal como morder, golpear y empujar, no debe ser tolerada del niño hiperactivo, lo mismo que de cualquier otro niño. Trate de parar esos comportamientos agresivos, pero evite las reglas innecesarias o imposibles de hacer cumplir. Por ejemplo, no espere que su hijo mantenga los pies y las manos quietos. Los niños hiperactivos toleran menos reglas que el niño normal. Haga cumplir varias reglas que sean claras, firmes e importantes, y vaya agregando otras a medida que el niño pueda aceptarlas. Evite hacer continuamente comentarios negativos tales como "No hagas esto" y "Déjate de hacer eso". Invente y use una serie de señales que pueda hacer con la mano para indicarle a su hijo que se tranquilice o se calme, en vez de tener que decírselo.
Los castigos físicos le sugieren a su hijo que el comportamiento físicamente agresivo es aceptable. Queremos enseñarles a los niños hiperactivos a que sean menos agresivos. Su hijo necesita que el ejemplo de los mayores sea de control y de calma. Cuando debe reprender a su hijo, trate de hacerlo con un tono de voz amistoso y calmo. Si usted grita, su hijo hará lo mismo.
Si su hijo se porta mal, castíguelo en el momento. Cuando el niño desobedece a una regla, si una expresión de desaprobación no surte efecto, aíslelo en una silla o en un cuarto por un momento. Esa suspensión temporal debe ser de aproximadamente un minuto por cada año de la edad de su hijo. Sin un sistema de suspensión temporal, el éxito total resulta improbable.
Si bien es posible que la capacidad de atención de su hijo no sea nunca normal, en general se puede mejorar. Si alienta a su hijo a prestar atención, puede ayudar a prepararlo para la escuela. Es posible enseñarle en la casa a tener una mayor capacidad de atención y a perseverar en las tareas. No espere que el maestro modifique de pronto su comportamiento. Para cuando tenga 5 años de edad, el niño debería tener una capacidad de atención de por lo menos 15 minutos para poder desempeñarse en forma adecuada en la escuela.
Reserve cada día varios períodos breves para leerle libros a su hijo, enseñándole así a escuchar. Empiece con libros con muchas ilustraciones y avance gradualmente hasta leerle cuentos. Aliéntelo a que coloree dibujos y elógielo cuando lo hace. Enséñele juegos y aumente gradualmente el grado de dificultad, empezando con bloques de construcción y progresando a rompecabezas, juegos con fichas de dominó, juegos de cartas (naipes) y juegos de dados. Emparejar figuras es un ejercicio excelente para fortalecer la memoria y desarrollar la concentración. Más adelante, pueden introducirse juegos tales como el juego de damas o de tres en raya. Cuando su hijo se pone inquieto, pare el juego y vuelva a empezar más tarde. Elogie a su hijo cuando presta atención. Este proceso es lento pero de incalculable valor en la preparación de su hijo para ir a la escuela.
Planifique las actividades para las que su hijo se tenga que concentrar, como por ejemplo sus tareas escolares, en cortos bloques de tiempo, mezclados con periodos de recreo. Haga la prueba de instalar sonido de fondo de bajo nivel, como ruido blanco o música instrumental, mientras su hijo está estudiando. Las tareas escolares y el estudio se deben realizar en un lugar donde pueda observar un adulto, pero sin la distracción de la televisión, radio u otras personas conversando.
Pídales a los vecinos que su hijo conozca que le ayuden. Si algún adulto dice que su hijo es "un niño malo", es importante que esta imagen de su hijo no llegue a su hogar. La actitud que debe prevalecer en su casa es que su hijo es un buen niño con un exceso de energía. Es sumamente importante que usted no deje de perseverar. Su hijo siempre debe sentirse querido y aceptado en la familia. Mientras un niño se sienta aceptado, seguirá teniendo una imagen positiva de sí mismo. Si su hijo no anda bien en la escuela, iníciele en un pasatiempo relacionado con algo que él sabe hacer bien, para ayudarle a sentirse satisfecho de sí mismo.
Tener que estar con algunos de estos niños 24 horas al día agotaría a cualquiera. Un descanso de vez en cuando ayuda a los padres a tolerar el comportamiento hiperactivo. Si solamente el padre trabaja fuera de casa, debería tratar de cuidarle al niño cuando está en la casa. Esto no sólo le da a su esposa un merecido descanso, sino que también le ayuda al padre a comprender mejor lo que a ella le toca enfrentar durante el día. Una niñera (baby sitter) que se encargue del niño una tarde a la semana y alguna vez por la noche para que los padres puedan salir, puede proporcionar un descanso muy necesario para la madre agotada. Otra opción útil es enviar al niño a una guardería. Los padres necesitan la oportunidad de renovar sus energías, de modo que puedan seguir satisfaciendo las necesidades especiales de su hijo.
Trate de que su hijo empiece el preescolar a los 3 años para que aprenda a organizar sus ideas y a desarrollar su capacidad de concentración. Sin embargo, es mejor que empiece el jardín de niños un año más tarde de lo normal (es decir, a los 6 años de edad en vez de a los 5) porque una mayor madurez podría ayudarle a llevarse mejor con sus compañeros.
Una vez que su hijo entra en la primaria, la escuela se encargará de ofrecerle programas apropiados para el trastorno de falta de atención y para cualquier impedimento de aprendizaje que el niño pueda tener. El enfoque que los maestros de niños con ADHD suelen emplear incluye clases con un número reducido de alumnos y un espacio aislado para estudiar. También pueden hacer participar a su hijo en tareas tales como borrar el pizarrón o distribuir los libros (que sirven como desahogo del exceso de energía). Muchos de estos niños pasan parte del día con un maestro especializado en problemas de aprendizaje, quien les ayuda a mejorar sus aptitudes y adquirir mayor confianza en sí mismos.
Trate de que su hijo tenga un pupitre individual en su aula escolar en vez de estar sentado en grupo en una mesa o en un conglomerado de escritorios.
Si a usted le parece que su hijo tiene ADHD y el niño no ha sido sometido a pruebas por el personal de educación especial de la escuela, puede solicitar una evaluación. En general, usted puede obtener la ayuda que su hijo necesita con los trabajos escolares manteniéndose en contacto con el personal de la escuela, mediante las reuniones de padres y maestros y reuniones especiales. Su objetivo primordial es el de seguir ayudando a su hijo a mejorar su capacidad de atención, su autodisciplina y su amistad con otros niños.
Algunos medicamentos estimulantes pueden mejorar la capacidad de concentración de un niño. Si usted y el maestro de su hijo sienten que la baja capacidad de atención de su hijo está interfiriendo con su desempeño escolar, consulte con el profesional médico de su hijo sobre el uso de medicamentos bajo receta. En general no se debería recetar un medicamento antes de la edad escolar. Los estimulantes son aún más efectivos si forman parte de un plan de tratamiento más amplio que incluya educación especial y manejo de la conducta.
Llame al profesional médico de su hijo y pídale que lo recomiende a un psiquiatra o psicólogo infantil si: