Entre 1 y 5 años de edad es normal que el niño pierda un poco el apetito. Es probable que piense que el niño no está comiendo lo suficiente, que nunca tenga hambre o que no comerá a menos que le dé de comer cucharada por cucharada. Mientras su niño muestre un nivel de energía normal y esté creciendo normalmente, lo más probable es que la disminución del apetito de su niño sea un proceso natural.
Los bebés pueden subir 15 libras de peso durante su primer año. Entre 1 y 5 años de edad, muchos niños normalmente sólo aumentan de 1,800 a 2,300 gramos (aproximadamente 4 a 5 libras) cada año. Es normal que los niños a esta edad a veces no aumenten de peso durante 3 ó 4 meses. Como están creciendo menos rápido, necesitan menos calorías y al parecer tienen menos apetito (esto se llama "anorexia fisiológica"). La cantidad que un niño decide comer es controlada por el centro del apetito localizado en su cerebro. Los niños comen la cantidad suficiente para cubrir sus necesidades de crecimiento y energía.
Muchos padres tratan de obligar a su hijo a comer más de lo que necesita, porque temen que la falta de apetito del niño pueda afectar a su salud o causar una deficiencia nutricional. Esto no es cierto, y la alimentación forzada es contraproducente porque en efecto disminuye el apetito del niño.
Una vez que usted deja que su hijo decida cuánto va a comer, ese aspecto desagradable de la hora de la comida y sus preocupaciones acerca de la salud del niño deberían desaparecer en 2 a 4 semanas. El apetito de su hijo mejorará cuando tenga más edad y necesite comer más.
Confíe en el centro de control del apetito de su hijo. Los niños comen una cantidad suficiente. El cerebro de su hijo asegurará de que coma suficientes calorías para tener energía y crecimiento normal. Necesita servir comidas bien balanceadas. Si su hijo tiene hambre, comerá. Si no es así, tendrá hambre a la siguiente comida. Incluso recordarle que coma o que coma más irá en contra suya.
La causa principal de falta de apetito en algunos niños es que comen tantos bocadillos durante el día que no llegan realmente a tener hambre. Asegúrese de que su hijo llegue a la hora de la comida con el estómago vacío. No le ofrezca a su hijo más de dos bocadillos pequeños y nutritivos entre las comidas normales, y déselos sólo si el niño los pide. Que el tamaño del bocadillo sea 1/3 de lo que espera que su hijo coma a la hora de la comida. Si su hijo tiene sed entre las comidas, ofrézcale agua para calmar su sed. Limite la cantidad de jugo que toma su hijo a menos de 180 ml (6 onzas) al día. Permita que el niño omita los bocadillos si quiere hacerlo, y luego verá que su apetito volverá. Incluso omitir una comida de vez en cuando no le hará daño.
La tendencia más común de los padres de un niño con poco apetito es tomar la cuchara, llenarla de comida, sonreír y tratar de inducir al niño a que coma. Una vez que su hijo está en la edad de poder usar una cuchara por sí solo (generalmente entre los 12 y 15 meses), nunca vuelva a tomar usted la cuchara para alimentarlo. Si su hijo tiene hambre, comerá por sí mismo. La alimentación a fuerza es la principal causa de confilctos relacionados conlos alimentos.
Puede empezar a darle alimentos que pueden tomarse con las manos desde los 6 a 8 meses de edad. Esos alimentos permiten que su hijo se alimente solo por lo menos parte del tiempo, aunque todavía no pueda usar una cuchara.
La leche contiene tantas calorías como la mayoría de los alimentos sólidos. Tomar demasiada leche o jugo puede llenar a los niños y disminuir su apetito.
El apetito de un niño disminuye si se le sirve más comida de la que puede comer. Si usted le sirve a su hijo una cantidad pequeña en un plato grande, es más probable que la coma toda y se sienta orgulloso de sí mismo. Si le parece que el niño quiere más, espere a que se lo pida. Evite servirle alimentos que decididamente no le gustan (por ejemplo, algunas verduras).
Aunque las vitaminas probablemente no son necesarias, en dosis normales no perjudican y tal vez le hagan sentir más tranquila acerca de la alimentación de su hijo.
Haga que sus hijos participen en la conversación. Evite que las horas de las comidas se conviertan en horas de crítica o de conflictos.
No hable en presencia de su hijo acerca de lo poco que él come. Deje que el centro de control del apetito del niño regule la cantidad de alimento que toma. Además, no elogie a su hijo por comer mucho. Los niños deben comer para su propia satisfacción.
No fuerce a su hijo a permanecer sentado a la mesa después que el resto de la familia haya acabado de comer. Esto sólo hará que su hijo establezca asociaciones desagradables con la hora de la comida.
Los padres que se preocupan porque su hijo no come lo suficiente podrían iniciar algunas costumbres absurdas en la alimentación. Algunos despiertan al niño por la noche para alimentarlo. Algunos le ofrecen a su hijo bocados cada hora durante el día. Otros le permiten comer bocadillos más grandes que una comida normal. Algunos tratan de hacer que el niño se sienta culpable, hablándole de los niños que se mueren de hambre en otras partes del mundo. Otros amenazan diciendo: "Si no comes lo que yo preparo es porque no me quieres". Algunos padres obligan a su hijo a quedarse sentado en su silla alta durante períodos prolongados después que la comida ha terminado. El error más común es tomar la cuchara o el tenedor de un niño y tratar, de varios modos, de meterle la comida en la boca.
La forma principal de evitar los conflictos relacionados con la alimentación es enseñarle a su hijo a que coma por sí mismo a una edad tan temprana como sea posible. Cuando el niñotenga de 6 a 8 meses de edad, empiece a servirle alimentos que pueda tomar con las manos. Para cuando tenga 12 meses, su hijo empezará a utilizar una cuchara y para los 15 meses de edad debería poder alimentarse por sí mismo sin ninguna ayuda.
Cuando alimenta a su niño (mientras sea muy chico para hacerlo por sí solo), espere a que su bebé le indique cuándo está listo para comer (inclinándose hacia adelante, por ejemplo) y deje que su niño regule el ritmo (por ejemplo, dando vuelta la cabeza). No ponga comida en la boca de un niño sólo porque inadvertidamente la ha abierto. No insista en que su hijo vacíe el biberón, se acabe el bote de alimento para bebés, o deje el plato limpio.
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